9 de septiembre de 2011

Tantear.

Nacemos lo suficientemente libres como para enfocar nuestra vida en el camino que nos plazca. Eso, evidentemente, no nos abstiene de los eternos (o vitales) lastres y perjuicios que puede suponer la elección de un camino erróneo.
A veces simplemente empiezas mintiendo, la mentira más "piadosa" imaginable. Mentir es una tentación, un camino fácil. Adquirirlo como costumbre puede comportar adquirir un camino vital. El camino de la mentira es duro, porque como si de un juego se tratara, simplemente acabas viendo un mundo de mentira. Desmonta tu sentido común; lo que tú consideres positivo o negativo será una mentira, de hecho todo lo que aprecies lo verás de forma equivocada, desde ésta "utópica" perspectiva: la mentira. La mentira es tu arma, pero como su propio significado comporta, es traidora y en cualquier momento te puede apuñalar.
Éste podría ser un ejemplo, un simple ejemplo. Está claro que las condicionantes de cada camino no son simplemente la mentira, la superficialidad o el pesimismo por decir algo. Un camino vital está condicionado por múltiples factores, pero si una variante sola pinta mal, no quieras imaginarte como "pintan" un conjunto de errores.
Normalmente escoger un factor erróneo puede ser cavar tu tumba. La vida te suele mover en círculos. Si, por ejemplo, te metes en el círculo de la mentira, es probable que acabes metiendo en tu vida otros valores negativos que la propia mentira conlleva. Un solo error puede desencadenar un desastre, y si a ese desastre le das tiempo para que madure y tome "vida propia", puede ser que ése anule tu "propia vida".

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