18 de abril de 2011

Nada



Había leído rápidamente una hoja de mi vida que no valía la pena recordar más.
Me parecía que de nada vale correr si siempre ha de irse por el mismo camino, cerrado, de nuestra personalidad. Unos seres nacen para vivir, otros para trabajar, otros para mirar la vida. Yo tenía un pequeño y ruin papel de espectadora. Imposible salirme de él. Imposible liberarme. Una tremenda congoja fue lo único real para mí en aquellos momentos.
Nada, Carmen Laforet.

No hay comentarios:

Publicar un comentario