11 de abril de 2011

Cuando pierdes el aliento

Expirar. Suspirar. Coger aire, expulsarlo. Sentir que en cada golpe de aliento se sale una parte de ti. Tal vez te desgarre la pérdida, tal vez no.
Sonreír y pensar. Dudar porqué sonríes. Pensar porqué dudas. Expirar de nuevo. Todo cambia, tal vez no estés listo. Suspirar. De nuevo el vacío, de nuevo en el punto de partida. La vida te pone retos difíciles ¿verdad? extraños. Reír. Esta vez toca reír por esa situación que no tiene ni pizca de gracia. Expirar. Es lo que hay. Suspirar. Otra vez igual. Conformarse. Ahora me conformaré con lo que tengo, sin anhelar inalcanzables, sin alcanzar mis anhelos. Límites. Ésos que por ignorarlos, me pasé media vida golpeando. Y vuelves a expirar (cansino, pero es la base de tu vida). No arreglarás el pasado, pensándolo demasiado tarde. Expulsar el aire. Todo empieza de nuevo. Quiero saber si hice lo correcto aunque nadie me apoye. Expirar. Con calma. Suspirar. No puedo evitar darle vueltas. No quiero equivocarme. Perfeccionismo. Ésa es la espada con la que me he apuñalado todo este tiempo. Suspirar. Lava su sangre. Expirar. Cojo aire. Tal vez haga falta una copa. Brindaré conmigo a solas. No viviré siendo mi mayor enemigo. Suspirar. Choca los cristales y pégale un trago. Expirar. Todo bien. No importa lo que pase ahí fuera, ya me importó durante mucho tiempo. Suspirar. Como nueva. Suspirar otra vez. Que gran pérdida de aire. Y otro suspiro de nuevo. Más libre todavía....

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