11 de enero de 2012

Y las uñas en las paredes

Me sentía extremadamente frágil en aquel momento, si me hubiesen tocado con un dedo, me hubiera derrumbado. Sin embargo, me estaba parcialmente cómoda dentro de mi estado de fragilidad, como si ésta fuese provocada por una percepción correcta de una realidad desagradable, percepción a la cual aspiraba en mi estado normal. Por otra parte, el poner en duda si la situación realmente podría ir peor, me proporcionaba fuerza. Mínima, pero fuerza. Como si no tuviese nada que perder porque ya lo tenía todo perdido; la fuerza del superviviente, la hija de la espada y la pared, de la vida y la muerte.

7 de enero de 2012

Hasta los dos más perfectos suman uno más uno. No hay número que te salve de la soledad; ni pares, ni impares.

6 de enero de 2012

Simplemente genial

El  mar encajonado presentaba sus  manchas de brillante aceite a mis ojos. Los buques resultaban enormes con sus altísimos costados. A veces, el agua aparecía estremecida como por el coletazo de un pez, una barquichuela, un golpe de remo. Yo estaba allí  aquel mediodía de verano. Desde alguna cubierta de barco, tal vez, unos nórdicos ojos azules me verían como minúscula pincelada de una estampa extranjera….Yo, una muchacha española, de cabellos oscuros, parada un momento en un muelle del Puerto de Barcelona. Dentro de unos instantes la vida seguiría y me haría desplazar hasta algún otro punto. Me encontraría con mi cuerpo enmarcado en otra decoración.

Nada - Carmen Laforet

4 de enero de 2012

Never know how much I love you...

...you give me fever when you kiss me!

2 de enero de 2012

Minúsculamente


Inevitable, a veces, sentirme tan torpe dentro de la inmensidad del mundo. Ilusa, enamoradiza o repelente, extraña, diferente... como si importase quién fuese yo y cuáles fuesen mis aspiraciones. Como si importase mi alrededor y lo que rodeo. Como si importasen mis llantos o mis carcajadas, que en el aire de la vida y en el suspiro del tiempo, mueren ahogadas, como si nunca hubiesen existido. Así de fácil. Invisiblemente viva, inevitablemente absurda. Estúpida y minúscula, cambiando lo que me rodea e incluso a mí misma, y a la vez sin cambiar nada. Alegre e inocente, más correctamente ignorante, frente a lo que no significo nada pero que lo es todo para mí, la vida. Lo único que tengo, por cierto, mi vida...