31 de mayo de 2012

Cuando lo injusto se vuelve lo efectivo y lo útil, es cuando nos encontramos la mierda de mundo en que vivimos.
Entonces aprecio mi soledad en medio de esta multitud de gente. Veo a los demás y a mí misma en ese afán de ignorar que no pertenezco a nada de lo que me rodea y de seguir empeñada en disimular la mancha negra que represento en medio de todo lo blanco.
En momentos como este la rabia, la injusticia y el conjunto de voces escupiendo mentiras e hipocresías, perturba mi mente. Son momentos en los que el cielo se cae al suelo, en el que tu realidad se destruye para dejar paso a una nueva. Y ahí es cuando busco desesperadamente la soledad. Tal vez sea un error, pero a veces existe la esperanza de llegar una conclusión que no te decepcione, y espero no decepcionarme nunca.

29 de mayo de 2012

Hoy se me ha planteado una gran duda y es si la justicia existe, y en el hipotético caso de que exista ¿qué margen de tiempo se toma para actuar?

21 de mayo de 2012

Entre las tenues luces de las noches y las lámparas, el olor a humo, comida y palabras nos aturde lentamente. Noches de viernes, balcones y música: noches de silenciosa fiesta. Y las ideas más profundamente escondidas empiezan a brillar con luz propia: como las estrellas. Es entre carcajadas entonces, cuando se descubre lo que no se explica, la sinfonía de eso llamado amistad. Y fantaseamos con las incógnitas que nos plantea el futuro, y nos lo preguntamos todo sucesivamente; con la única intención de saber e ir respirando el momento. Como si no existiese la mente, nuestra mente; como si solamente fuésemos eso, nosotras, sin ningún tipo barrera. Sin ninguna pared de hierro u otro metal. Como si fuésemos el punto de intersección entre tres vías, la unión, la síntesis.
Y pasamos las horas perdidas en pensamientos, viendo correr el reloj y estático el marrón de las paredes. Saboreando inocentes qué será el destino, procurando mejorar, procurando sacar lo mejor de cada una de nosotras.

18 de mayo de 2012

Tómalo como un juego.
De repente somos individuos frágiles en medio de una futuro incierto, y vamos a estar empujados por un fuerte viento, sacudidos por un fuerte huracán hacia cualquier ficción posible que la vida quiera para nosotros. Desorientados, extraños. Viviendo en un mundo que da igual cómo sea, porque el único mundo que vives es el tuyo; independiente, individual, máximo exponente humano, mayor fuerza. Extraños. En ese intento de racionalizar la vida y acabar dándole palos al aire. 
Desorientados, completamente perdidos. Inciertos hacia nuestro propio misterio. Fuertemente sumergidos en nuestro propio ser como si mirásemos de caras a un extraño. Libres de nuestros actos y esclavos del destino.

12 de mayo de 2012

Necesitas eso, irte de aquí, solo buscas huir, alejarte de este aire. Quieres acabar con todo lo que te rodea, y escapas, piensas en escapar, es la única solución que queda. Creo por eso, Cristina, que no te das cuenta que de lo que huyes no está aquí y a la vez está en cualquier parte que vayas. Es más fácil creer que escapar de este suelo que pisas te dará la felicidad. Este suelo no tiene ningún problema, no es infeliz ni antipático, es simplemente un suelo. Yo creo que tu huyes de ti, eres lo que no soportas, eres el asesino y la víctima. Pero a ver, por más lugares que vayas seguirás estando contigo, seguirás jodida, seguirás perdida en ti. 
Irte no cambiará nada a no ser que cambies tú...
Tantos lugares en el mundo y yo estoy aquí, precisamente aquí, entre estos árboles. Entre estas aceras, una vez pisadas por mis pies, cuando todavía mantenían sus pocos centímetros de tamaño; cogida de la mano de alguien que todavía existía; viviendo una especie de utopía, sintiendo esa especie de burbuja que inexplicablemente la infancia te hace sentir. Bajando, subiendo exactamente estas escaleras y no otras. 
Esperándote, años más tarde, en la esquina de este edificio verde, alimentando tus venganzas, poco a poco conociendo, como la realidad destruye esa burbuja infantil; como la verdad te revienta poco a poco esa mentira que preferías vivir. Y tú quedas mudo.
Y puede que tal vez una docena y media de años después, te pares de nuevo bajos estos mismos árboles, coordenada única en el mundo y en la que has acabado tú. Y puede que te des cuenta como las utopías van marcando un degradado en tu vida, consumidas por los segundos, poco a poco; consumidas por la experiencia, destrozadas por la despiadada realidad; como la ceniza de un cigarro. Y sigues aquí plantada, como si no existiera nada más en el mundo que estos árboles, estas aceras, tú y esta maldita forma que tiene el pasado de manifestarse. 
Y entre la lluvia que cae de un lagrimal, la nostalgia perfora tus poros, agitándote en temblores, volviéndote frágil... con el único propósito de hacerte caer al suelo y dejarte allí, debilitándote lentamente, fluyendo entre el dolor con la misma serenidad con la que llegas al paraíso...