28 de abril de 2012

Precipitación

Desarmonización absoluta. Choque frontal con las circunstancias de la vida, desorden, caos. Hostilidad recíproca. Aislamiento frustrado, esperanza de vida incogniscible, esperanza para vivir degradada. 
Desarmonización extrema. Metamorfosis de cualquier sentimiento en rabia. Autoreflexión constante, constante sentimiento de culpa. Gran afinidad a la autotortura. Impotencia, descontrol, agotamiento. Desilusión vital, oscilaciones entre la ataraxia y la ira: euforia degenerada. 
Desarmonización continua. Lucha a amor y odio con la base de tu existencia, con tu única posesión: contigo. Consecuentemente poca afinidad con el entorno, repulsión ante cualquier acercamiento, combinación contraproducente. 

Dudas: querer o deber.

22 de abril de 2012

"Venceréis, pero no convenceréis"


"A VECES QUEDARSE CALLADO EQUIVALE A MENTIR"
[...] 
Un camino enteramente contrario fue el seguido por el filósofo vasco Miguel de Unamuno, autor de “El sentido trágico de la vida” y portaestandarte de la generación del 98. Como rector de la Universidad de Salamanca, se encontró al principio de la Guerra Civil en territorio nacionalista. Todavía el 15 de Septiembre, continuaba apoyando el movimiento nacionalista en su “lucha por la civilización contra la tiranía”.
Pero el 12 de Octubre había cambiado. En esta fecha, día de la Fiesta de la Raza, se celebró una gran ceremonia en el paraninfo de la Universidad de Salamanca. Estaba presente el obispo de Salamanca, se encontraba allí el gobernador civil. Asistía la señora de Franco. Y también el general Millán Astray. En la presidencia estaba Unamuno, rector de la Universidad.
Después de las formalidades iniciales, Millán Astray atacó violentamente a Cataluña y a las provincias vascas, describiéndolas como “cánceres en el cuerpo de la nación. El fascismo, que es el sanador de España, sabrá como exterminarlas, cortando en la carne viva, como un decidido cirujano libre de falsos sentimentalismos”.
Desde el fondo del paraninfo, una voz gritó el lema de Millán Astray“Viva la muerte”Millán Astray dio a continuación los habituales gritos excitadores del pueblo: “¡España!”, gritó. Automáticamente, cierto número de personas contestaron: “Una ““¡España!”, volvió a gritar Millán Astray“¡Grande!”, replicó su auditorio, todavía algo remiso. Y al grito final de “¡España!” de Millán Astray, contestaron sus seguidores “¡Libre!”. Algunos falangistas, con sus camisas azules, saludaron con el saludo fascista al inevitable retrato sepia de Franco que colgaba de la pared sobre la silla presidencial.
VENCERÉIS, PORQUE TENÉIS SOBRADA FUERZA BRUTA, PERO NO CONVENCERÉIS, PORQUE OS FALTA RAZÓN Y DERECHO
Todos los ojos estaban fijos en Unamuno, que se levantó lentamente y dijo: “Estáis esperando mis palabras. Me conocéis bien, y sabéis que soy incapaz de permanecer en silencio. A veces, quedarse callado equivale a mentir. Porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia. Quiero hacer algunos comentarios al discurso – por llamarlo de algún modo – del general Millán Astray que se encuentra entre nosotros. Dejaré de lado la ofensa personal que supone su repentina explosión contra vascos y catalanes. Yo mismo, como sabéis, nací en Bilbao. El obispo – y aquí Unamuno señaló al tembloroso prelado que se encontraba a su lado – lo quiera o no lo quiera, es catalán, nacido en Barcelona”. Se detuvo. En la sala se había extendido un temeroso silencio.
Jamás se había pronunciado discurso similar en la España nacionalista. ¿Qué iría a decir a continuación el rector?“Pero ahora – continuó Unanumo – acabo de oír el necrófilo e insensato grito, “Viva la muerte”. Y yo, que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendían, he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. El general Millán Astray es un inválido. No es preciso que digamos esto con un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero desgraciadamente en España hay actualmente demasiados mutilados. Y, si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me atormenta el pensar que el general Millán Astray pudiera dictar las normas de la psicología de la masa. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo como se multiplican los mutilados a su alrededor.”
En este momento, Millán Astray no se pudo detener por más tiempo, y gritó: “¡Abajo la inteligencia! ¡Viva la muerte!”, clamoreado por los falangistas.
Pero Unamuno continuó: “Este es el templo de la inteligencia. Y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España. He dicho.”
Siguió una larga pausa. Luego con un valiente gesto, el catedrático de derecho canónico salió a un lado de Unamuno y la señora de Franco al otro. Pero esta fue la última clase de Unamuno. En adelante, el rector permaneció arrestado en su domicilio. Sin duda hubiera sido encarcelado, si los nacionalistas no hubieran temido las consecuencias de tal hecho.
Unamuno moría con el corazón roto de pena el último día de 1936.


(filosofíadigital.com)
[Rectificar es de sabios]

18 de abril de 2012

Celedonia López - Niña de luz

PARA MONTSE.

Yo, que vengo de lejos, vida arriba
que dejé atrás senderos de tristezas
y muchas, muchas lágrimas,
a ti, niña de luz, joven promesa
hoy quiero regalarte una sonrisa.

Asómate a la vida,
por la ventana azul de la alegría,
elige un pensamiento que te lleve,
por caminos tranquilos
donde duermen los duendes, 
donde duermen las musas, 
esperándote.

Diles que eres poeta, que naciste...
para darle color a las palabras,
para hacer con las letras serpentinas
que adornen los paisajes oscuros de la vida.


Cuando te encuentres sola,
cuando a tu puerta llame la tristeza
no le abras pregunta,
si viene acompañada por esa oscura pena
que oprime el corazón atormentándolo.


Si tan solo es tristeza, puedes abrir sin miedo.
La tristeza, es tan solo una brisa llorona
que al derramar sus lágrimas,
aligera su peso y sigue su camino cual indefensa nube.
Yo sé mucho de penas oscuras,
de fantasmas, y de como alejarlos.

Niña de luz escucha a la experiencia
abre le tu ventana a la alegría
y ríe, ríe fuerte aunque no tengas ganas
por que la risa espanta los fantasmas.

Cualquier clase de amor, hasta el mas puro
puede herir cual la mas bella rosa.
Tú puedes elegir en el recuerdo
su mágico color... o, aquella espina
que te dejó su huella.

Tu tía Cele. (Éste es su blog)

16 de abril de 2012

Con-jugados


Es como si el paso del tiempo hubiese sido invisible para mí. De repente ya estaba aquí, pero no sabía cómo había llegado; y aunque fuese capaz de recordarlo, no me parecería real.

Me levanté a las siete, como de costumbre. Era lunes. Sentía el estridente sonido del campanario marcando los quince minutos que había perdido, pero yo siempre permanecía inalterable ante el tiempo. Hoy Marco me esperaba en el café, para darme la apasionante noticia que lleva días queriéndome contar. Otro viaje, seguro.
Hace días empecé a darme cuenta como todas aquellas metas y pasiones que un día establecí con emoción, las alcancé con la ausencia del placer que supuestamente comportaban. Me gustaba viajar, quería sacarme la carrera y poder trabajar en diferentes partes del mundo... y ahora, que lo tenía en mis manos, no me importaba. Quería algo más, diferente, pero ya no tenía la esperanza de obtener ningún tipo de satisfacción. Únicamente quería salvar mi vida del caos del aburrimiento, de permanecer estancada como el agua en una bañera, de condenarme a la putrefacción con el paso de los años, por culpa de no haber conseguido ningún clímax al final de un largo trabajo. Solamente quería un camino, no una meta. Pasar el tiempo concentrada en algo que me impidiese acabar de darme cuenta de que la felicidad son un grupo de momentos ampliamente distribuidos, y prácticamente imperceptibles.
Allí estaba él con su chaqueta azul, mirándome por la cristalera del local. Era inevitable no apreciar la elegancia que desprendía al bajarme del coche destartalado, con el físico tan poco agraciado que me había dado Dios, si es que existe. Hoy Marco tenía el gesto soberbio. Me aterrorizó antes de entrar al bar. Ya me había pedido el desayuno y se disponía a contármelo.
Marco en ocasiones era dañino, desgraciadamente, siendo consciente de ello. Le gustaba sentirse importante delante de la gente y demostrar su agilidad mental en cada comentario que salía de su boca. Si algún día se fijó en mí, fue por la resignación de no poder utilizar sus trucos. Mi mente nunca ha sido muy despierta, y mi ignorancia me imposibilitaba seguirle el juego. Todo esto le daba un atractivo singular.
Empezamos a hablar, y lo dijo de golpe y sin miramientos. Son ese tipo de palabras que me erizan la piel, que activan seis de mis cinco sentidos. Yo seguía con la boca cerrada; esquiva a sus miradas para no dar ningún margen de error, para no invocar ningún tipo de sospecha sobre la alocada dirección de mi auto control. Seguía serena, con la sonrisa entre cerrada, con la sonrisa medio abierta, irónica, con ese gesto en la cara que suele tener la gente cuando controla una situación.
En cambio él sin ningún tipo de disimulo continuaba su repertorio ignorando mis adentros, inmune a mis afueras. No necesitaba disimular porque no ocultaba nada, él jugaba con ventaja. Entonces, de nuevo mi mente se perdía en el infinito debate moral: decirle que le quería o no decírselo.
Marco se iba a casar y con ello se disipaban completamente las posibilidades de recuperar una de las pocas cosas por las que había valido la pena vivir. Quedé muda, hundida. Al fin y al cabo era la reacción que el perfecto manipulador estaba esperando. Le felicité y me fui.
Llegué al trabajo pálida pero ese pálido se volvió transparente al saber que me habían despedido. Me quejaba de la rutina, y la vida me regaló un día lleno de sorpresas; una chica afortunada, sin duda alguna. Tenían que reducir plantilla y los novatos fuimos los elegidos. No intenté reclamar nada, ya daba igual, encontraría otro trabajo.
Vives tranquilo hasta el poderío del destino te lo destroza todo con más fuerza que un huracán, y tú, te quedas pasivo, no tienes nada que hacer contra ello.

Me sentía extremadamente frágil en aquel momento, si me hubiesen tocado con un dedo, me hubiera derrumbado. Sin embargo, estaba parcialmente cómoda dentro de mi estado de fragilidad, como si ésta fuese provocada por una percepción correcta de una realidad desagradable, percepción a la cual aspiraba en mi estado normal. Por otra parte, el poner en duda si la situación realmente podría ir peor, me proporcionaba fuerza. Mínima, pero fuerza. Como si no tuviese nada que perder porque ya lo tenía todo perdido; la fuerza del superviviente, la hija de la espada y la pared, de la vida y la muerte. Como si fuese empezar de cero el camino que tanto buscaba.

5 de abril de 2012

"Tal vez el sentido de la vida para una mujer consiste únicamente en ser descubierta así, mirada de manera que ella misma se sienta irradiante de luz. No en mirar, no en escuchar venenos y torpezas de otros, sino en vivir plenamente el propio goce de los sentimientos y las sensaciones, la propia desesperación y alegría. La propia maldad o bondad..."

nada.- carmen laforet