29 de noviembre de 2011

Mentiras piadosas
Besos en la frente

21 de noviembre de 2011

El poema - José Ángel Valverde


Si no creamos un objeto metálico 
de dura luz, 
de púas aceradas, 
de crueles aristas, 
donde el que va a vendernos, a entregarnos, de pronto 
reconozca o presencie metódica su muerte, 
cuándo podremos poseer la tierra.

Si no depositamos a mitad del vacío 
un objeto incruento 
capaz de percutir en la noche terrible 
como un pecho sin término, 
si en el centro no está invulnerable el odio, 
tentacular, enorme, no visible, 
cuándo podremos poseer la tierra.

Y si no está el amor petrificado 
y el residuo del fuego no pudiera 
hacerlo arder, correr desde sí mismo, como semen o lava, 
para arrasar el mundo, para entrar como un río 
de vengativa luz por las puertas vedadas, 
cuándo podremos poseer la tierra.

Si no creamos un objeto duro, 
resistente a la vista, odioso al tacto, 
incómodo al oficio del injusto, 
interpuesto entre el llanto y la palabra, 
entre el brazo del ángel y el cuerpo de la víctima, 
entre el hombre y su rostro, 
entre el nombre del dios y su vacío, 
entre el filo y la espada, 
entre la muerte y su naciente sombra, 
cuándo podremos poseer la tierra, 
cuándo podremos poseer la tierra, 
cuándo podremos poseer la tierra.

Me pareció escuchar un "plop"

Bajo el agua de la lluvia hoy, los pequeños náufragos que pasean por las calles, se preguntan porqué la vida es, y qué será de ella. Y el sonido de las gotas en los charcos marcan ritmo a todos sus pasos. Pero el baile de la lluvia solo acompaña a aquellos que con inocencia todavía contemplan la profundidad del mar, el tacto de las gotas en la piel y la forma de rebotar que éstas, en el suelo, tienen. Ingenuos, como en un primer día de vida. 

16 de noviembre de 2011

A 60 grados sur


Eres mi sur, mi norte y eres, también, el imán que distorsiona mi brújula. La brújula que indica que estoy a 360 días del error. Eres el que gira mi vida, mi eje vital, el que me desvías de mi camino; el que me hace equivocar, el que me pierde.
Eres mi punto débil, el agujero en la vela del barco en mitad del mar. Mi perdición.
Eres, puesto a ser, las secuelas del error de no haber parado, las secuelas de no haber hecho un buen control al barco, las secuelas de no haberme podido autocontrolar: las secuelas de mi falta de control.
Pero es que tan dulce sabe la tentación, que no te deja entender de razones, y por querer lamer tus labios, ahora avanzo hacia el sur, queriendo llegar al norte.

13 de noviembre de 2011

Se rompió la punta de un pincel


Sonaba la soledad en un silencio que gemía.
Pelos de punta, piel de gallina.
Y no existía más otro ruido, que un hilo de voz intenso, 
que las lágrimas del silencio, que tardes que no existían.

Tan difícil de ignorar que era, 
que me acosaba en cada esquina, sola, 
y yo estaba sola, 
como una flor en el desierto, espinada por el clima.

Pero nadie escuchaba aquel valor, 
de luchar a oscuras contra lo que solo yo veía, 
de escuchar en silencio como mi soledad gemía, 
de saber que el uno siempre sería uno.
Solo uno.

(Rechinaban los dientes.)

¿Se puede esperar ser alguien a solas?
Clausurada en mis adentros, mi personalidad conducía mi vida
por un camino estrecho. Muy estrecho.

Y golpeada por las paredes,
me sentía aún más limitada, sin salidas, sin desvíos, 
ese único pasillo que formaba, 
lo que yo era y había sido.
Mi propia prisión, mi propio destino.


Mi única libertad

1 de noviembre de 2011

Cartas a Clementine

Hoy confesaste tu nombre entre ataques de locura. Que curioso que el destino nos cruzase en momentos clave. Quería, Clementine, decirte que hoy, mirando lo bonita que es la diferencia, pensé en ti. No sabía que eras diferente cuando te conocí, pero el tiempo me demostró lo que el destino quería que supiera. Eres diferente, eres preciosa.
Hay gente que diferente les suena a peligroso, y a otros que les suena despectivo o marginal. Para mí diferente es algo que es anormal, es decir, que no sigue la norma; algo que escasea, que es casi único.
El oro, los diamantes, y millones de ejemplos más, son especiales, lujosos y codiciados, por esa diferencia y escasez que les da un gran valor. Tú eres como un diamante, Clementine, eres diferente.
Me apena mucho que desde adentro no te des cuenta de todo el brillo que por fuera desprendes. Es más, desprendes tanta y tanta luz, que ni en un espejo te ves con claridad, ya que al mirar, iluminas tanto que no puedes apreciarte. Y no te das cuenta....

No pierdas el tiempo con piedras comunes, y si lo haces, dales un poco de tu brillo, que lo necesitarán.
Te escribiré próximamente, en todo este tiempo me encantaría que pensaras en las palabras de esta carta.

Andrea

¡Oh, Capitán! ¡Mi Capitán!



"No olviden que a pesar de todo lo que les digan, las palabras y las ideas pueden cambiar el mundo (...). Les contaré un secreto: no leemos y escribimos poesía porque es bonita. Leemos y escribimos poesía porque pertenecemos a la raza humana; y la raza humana está llena de pasión. La medicina, el derecho, el comercio, la ingeniería... son carreras nobles y necesarias para dignificar la vida humana. Pero la poesía, la belleza, el romanticismo, el amor son cosas que nos mantienen vivos".

El club de los poetas muertos