Bajo el agua de la lluvia hoy, los pequeños náufragos que pasean por las calles, se preguntan porqué la vida es, y qué será de ella. Y el sonido de las gotas en los charcos marcan ritmo a todos sus pasos. Pero el baile de la lluvia solo acompaña a aquellos que con inocencia todavía contemplan la profundidad del mar, el tacto de las gotas en la piel y la forma de rebotar que éstas, en el suelo, tienen. Ingenuos, como en un primer día de vida.
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