21 de noviembre de 2011

El poema - José Ángel Valverde


Si no creamos un objeto metálico 
de dura luz, 
de púas aceradas, 
de crueles aristas, 
donde el que va a vendernos, a entregarnos, de pronto 
reconozca o presencie metódica su muerte, 
cuándo podremos poseer la tierra.

Si no depositamos a mitad del vacío 
un objeto incruento 
capaz de percutir en la noche terrible 
como un pecho sin término, 
si en el centro no está invulnerable el odio, 
tentacular, enorme, no visible, 
cuándo podremos poseer la tierra.

Y si no está el amor petrificado 
y el residuo del fuego no pudiera 
hacerlo arder, correr desde sí mismo, como semen o lava, 
para arrasar el mundo, para entrar como un río 
de vengativa luz por las puertas vedadas, 
cuándo podremos poseer la tierra.

Si no creamos un objeto duro, 
resistente a la vista, odioso al tacto, 
incómodo al oficio del injusto, 
interpuesto entre el llanto y la palabra, 
entre el brazo del ángel y el cuerpo de la víctima, 
entre el hombre y su rostro, 
entre el nombre del dios y su vacío, 
entre el filo y la espada, 
entre la muerte y su naciente sombra, 
cuándo podremos poseer la tierra, 
cuándo podremos poseer la tierra, 
cuándo podremos poseer la tierra.

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