De repente la vida te pasa la mano por la cara para recordarte lo poco que te queda aquí. Para decirte que igual que viene, se va; igual que se entrega, te abandona. Libre. Para recordarte que es libre. Fugaz. Para recordarte que pasa rápido.
Sus quilos, que pesan segundos, son tan impalpables como invisibles y te acarician la cara con una brisa tan suave, que ninguno de tus poros percibe.
Y, hoy, que ella te ha venido a recordar que esto no es un juego, que tiene más poder que cualquier otro ser vivo en el mundo, que puede venir y hacernos decir adiós tan rápidamente, es hoy, cuando entonces piensas, ¿qué he hecho con ellos, que he hecho con todos los segundos de mi corta vida?
Y no te paras a medir sonrisas o lágrimas, y no te paras a pensar las veces que reíste o lloraste, no los cuentas, ya no importan. Solo te paras a pensar tus ilusiones o a abandonarlas, a contemplar tus logros o a despedirlos, a rascarte las heridas y a perdonarlas, a recordar quién eres, quién fuiste y quién vas a dejar de ser. Y solo mirarás tu huella en este suelo, y pensarás qué tan importante ha sido. Y solo extrañarás a los que han llenado ese hueco en tu reloj. Los besarás y subirás allí donde quiera que la vida se transporte, y te irás allí donde Dios quiera que ella se vaya. Y solamente se te cruzarán porqués, y ya no habrá nostalgia, ni pena existente, porque, nunca sabrás cuál es el hilo que separa la vida y la muerte.
Y no te hará falta un segundo para presenciar como una luz puede apagarse de golpe. Ni te hará falta una respuesta para descifrar cuánto vale una vida humana.
Després dius que jo escric bé.. montse es maquíssim! en serio, m'encanta :)
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