20 de febrero de 2012

Intermitente

No quiero pensar qué quiero, ni evaluar los pros y los contras. No quiero escoger pensando qué me beneficia, qué me perjudica, qué pasará, pues no soy quien para hacerlo. No quiero taparme los oídos para no oír lo que el instinto me dice, lo que sé, lo que hay, lo que siento. Quiero ser fuerte, escucharlo y seguirlo aunque me diga todo lo que no quiero ver.
No voy a colorear las situaciones, si están vacías lo están y yo no modifico ni el tiempo ni el espacio. No voy a sonreír más gilipolleces, ni a decirle hola a un adiós. Que no me toque más la corriente, no nadaré ni en contra ni a favor; ya no pertenezco un río y estando fuera de él, ¿porqué debería lanzarme?
Tal vez pararme a ver la velocidad del entorno, quieta, y tocarlo para saber si es real. Porque la realidad que vemos no es la realidad que hay; existe algo más, más allá de lo que nos trazan, más allá de lo que delimitan, dibujan, te imponen... La realidad reducida te reduce a ti a nada.
Intermitente, poco constante, lo ambiguo te posee mientras nadas en ríos de mentiras. La única realidad que hay la tengo dentro y la seguiré ausente a lo de fuera, que tan inverosímil es, que me hizo dudarlo todo y anular mis respuestas. Las que ya tenía, las respuestas que me dio aquella persona a la que no le importaba como le quedaba un vestido o si iría al cine esta misma tarde, a la que le daba igual el tacto porque no lo tiene, a la que le daba igual la vista, la oída, el gusto... a la que no le importaba el placer ni la euforia, porque anhela la tranquilidad y la armonía; la que no vestía extremos porque estaba en la coordenada exacta. La que no es de aquí, la que no quiere nadar.

2 comentarios:

  1. Uf nena me encanta como escribes.. y la foto también bua!
    Por cierto, no te reconocía en carnaval, hasta que no te miré de cerca no supe que eras tú jajajaj que mal!
    un besito guapi!

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