Hoy grito en silencio puesto que nadie me escucha.
¿Para qué pedir ayuda si no la van a oír?
Y si las penas desgarran, te aguantas.
Y si las palabras pudieran, te ahogarían.
Volaron memorias que hoy ya se olvidan,
exhaustas, rendidas, intentan gritar.
Intenciones pintadas de blanco,
nostalgia teñida de gris.
Reincidente, me ataron las horas al tren del olvido,
por si hoy la arena del reloj no quisiera pasar.
Sentirse olvidado te vuelve invisible.
¿Recuerdas?
palabras que huyeron, hechos que desvelan
que mentías, que mentí.
Que el perdón se vuelva, de nuevo, una manía,
para que al barrer se ausentaran las penas
de esta triste mortal.
Pero el dolor, miente, cuando perdona,
y cuando perdona, no olvida.
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