7 de diciembre de 2011

A veces pasa que la decepción cobra vida propia en tu vida y le puedes poner boca y ojos, y sin importarle las lágrimas que derrames, sigue presente. A veces, incluso le puedes poner un nombre, o un par de ellos. Decepción te ve por las mañanas y te quiere depende del día. Decepción depende del día te habla. Ella está regida por el egoísmo y los valores que le faltan son la escusa de su nombre.
Decepción te mira a la cara y te dice "te quiero", y al girarte en despedida te empuja sin darse cuenta (o sin importarle si te empuja), porque al fin y al cabo Decepción no es mala, solo está triste de ser como es: decepcionante.



[Parar los pies al ser humano para que Decepción no aparezca.]

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