16 de junio de 2011

uno más uno


Ya no solo me pican los minutos, con su larga punta afilada y sus sesenta tics (osegundos); sino que el paso del tiempo alimenta mis picaduras hasta que grandes llagas me tratan de leprosa.
A mis quinientasveinticincomil picaduras, unas cuarentaytresmil por mes; me levanto para recordarte que eramos un DOSperfecto, aunque lo intentes olvidar.

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